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CinePlaza: una historia sin filmar


 Por: Dr. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez

Para filmar esta historia, habría que definir en qué rincón del tiempo ubicar las cámaras por primera vez, y como antecedente inmediato emana la calle 19 # 1417 esquina a 28, apto. 4, 2do. Piso, reparto Rebollo de la barriada del Carmelo, hoy municipio Plaza de la Revolución; año 1969.

Era este el sencillo apartamento de Jesús Jorge Fernández Neda (Chucho, o Chuchi) y su familia (básicamente: sus padres y su tía), que desde entonces y durante todos los años setentas, devino ora una batalla naval o una tupida selva; una playa de la antigua Grecia donde paseaba Fedra milenios atrás; ora el ambiente del castillo danés del Hamlet shakesperiano en los primeros siglos del segundo milenio de nuestra era; ora un zoológico o la persecución fascista del Pinochet contemporáneo contra el pueblo chileno

Era lo que su director llamó el Grupo de Aficionados al Cine: GAC que, en no pocas ocasiones, y con la anuencia y hasta participación del vecindario, asaltaba las escaleras del edificio masacrando revolucionarios chilenos de ambos sexos, y más esporádicamente, levantó algún que otro set de filmación en alguna otra casa de vecinos o local cercano. Era de formación autodidacta, sólo con el estudio de obras como Tratado de la Cinematografía (León Kuchelov) y Cómo se forma un actor (Stanislavsky).

Digo antecedente inmediato porque, por supuesto, estamos obviando la ya tradicional y sólida cultura cinematográfica en el entorno comunitario mediato e inmediato, que requeriría otro (o más) artículos, y que se remonta prácticamente a finalizar el siglo XIX con el Círculo Cultural del Vedado en el Hotel Trotcha (Calzada y 2, costas del Carmelo entonces en apogeo), la linterna mágica y la familia Méndez Capote en 15 y B, la concentración de los primeros cines locales en el casco histórico del Vedado durante los primeros años del siglo XX (Vedado en Paseo entre Calzada y Línea; Olimpic en Línea y B, y Trianón que aún pervive en Línea entre Paseo y A, aun como sala teatral) así como el Mascota en 17 y 2 y el Gris (amenizado por la orquesta Gris) en 17 y E, y una vasta proliferación desde los cines locales: Carmelo en Línea y 18; Hollywood al aire libre en el parque del Carmelo en 15 y 16; Renacimiento luego Ámbar en el actual CODEMA (Consejo Asesor Nacional para el Desarrollo de la Escultura Monumental y Ambiental), en 15 y 14; el Astor luego 23 y 12; el Rodi hoy Teatro Mella, el Príncipe en San Antonio Chiquito extensión de La Timba, el Maxim en La Pera, el Margot hoy Alba en Puentes Grandes, el Acapulco en Nuevo Vedado, el City Hall en el límite con Cerro, entre otros de esa localidad al igual que por la Avenida Infanta hacia Centro Habana: el Astral, el Infanta, el Florencia hoy Pionero..., hasta aquellos en transición (el Atlantic, 1955,luego Cinemateca de Cuba hoy Charles Chaplin, o el Riviera en la extensión del Reparto Medina) a los grandes cines nacionales hoy por todos conocidos: el Warner Brothers luego Radiocentro hoy Yara, y La Rampa (1955).   

Ni con mucho se agota la cultura cinematográfica en el entorno inmediato y relativamente mediato que heredaba el GAC: habría que incluir la prensa, los medios de difusión masiva (se destaca el cine trasmitido a través de la televisión, inaugurada en octubre de 1950) y aquellas instituciones que de una forma u otra promovían la cultura cinematográfica, tales como la Universidad de La Habana con José Manuel Valdés Rodríguez y la Academia de Artes Dramáticas (ADAD) en la Escuela Municipal hoy Valdés Rodríguez en 3era. Y 6; la Comunidad Hebrea de Cuba, la INCLAN, la sala Idal y el teatro Las Máscaras (3era. Y B), el Prometeo, el Nacional, Teatro Estudio, la sala Talía en el edificio del Retiro Odontológico (hoy Facultad de Economía y Geografía de la Universidad de La Habana, calle L # 353 entre 21 y 23, La Rampa), la Sociedad Pro-Arte Musical en su sede del Teatro Auditórium hoy Amadeo Roldán en Calzada y D, la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo que exhibió El Mégano en el Anfiteatro Varona de la Universidad de La Habana el 9 de noviembre de 1955; y aun con sus moralismos, el Centro Católico de Orientación Cinematográfica; todo ello, además del ambiente cultural y particularmente teatral y circense en estas comunidades, que fertilizó el terreno para la cultura cinematográfica local.

Todo esto se potencia mucho más con una población formada en consecuencia en esta cultura cinematográfica, en la que pululaban aficionados y amantes del cine e incluso despuntaban cineclubes, y abundan los sujetos para cualesquiera de los tantos ángulos de la creación cinematográfica (nativos, residentes o visitantes cubanos y no cubanos) incluidos genuinos talentos y personalidades del cine de todos los tiempos, así como los múltiples espacios físico-geográficos, culturales, problemáticas u otros del actual municipio Plaza de la Revolución (o que lo incluyen) que han sido tema o al menos, escenario, para las más diversas producciones cinematográficas, desde 1911 (Un Duelo a orillas del Almendares, de Enrique Díaz Quesada, reconocido como Padre del Cine Cubano, entre otras); Memorias del Subdesarrollo, Se Permuta, Madagascar, Plaff o Demasiado Miedo a la vida y un vasto etcétera, y en el cine documental, reportajes y el llamado cine sumergido, entre otras, el trabajo sobre la Plaza de la Revolución por Deisy Balmajó, y el de Santiago Villafuerte (La Última Morada) sobre el Cementerio de Colón.

Obviamente, todo lo anterior se potencia mucho más desde que el 24 de marzo de 1959 se funda el Instituto Cubano de Artes e Industrias Cinematográficas (ICAIC) como un auténtico coloso del cine nacional y luego internacional, por toda la comunidad 12 y 23 y de aquí, al resto del municipio, de la ciudad y del país (véase mi artículo 12 y 23: Una comunidad comercial y de servicios, cubana e internacional, en Cubarte) sobre todo con los Festivales Internacionales del Nuevo Cine Latinoamericano a partir de 1978; la obra cinematográfica para televisión y entidades militares, y las salas de vídeo a partir de 1987: la primera con tres salas en 23 y M, edificio del Hotel Habana Libre; luego cine Acapulco y cine Yara con otras tres salas, Casa de Cultura Municipal de Calzada y 8, la Sala Charlot en el cine Charles Chaplin, la Sala Caracol en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba UNEAC– y otras. Más reciente, la computación y los DVD han constituido otras vías para promover cine.

En ese contexto de tanta tradición local, no son de extrañar las filmaciones familiares y de inmediato, comunitarias, del referido GAC. Junto a vecinos, amigos y allegados, amas de casa, jubilados, estudiantes, trabajadores, el autor de estas líneas (actor en el GAC, que contaba casi con un centenar de actores) conoció estudiantes de la Escuela Nacional de Instructores de Arte, como los hermanos Raúl y Henry Bosque Soler; y en el equipo técnico muy bien estructurado con todo el rigor de sus trabajos de mesa, entre otros, a Caridad Pilar Jiménez García (Cary Jiménez), Julio César Caravia, Antonio Mazón Robau (codirector, asesor y guionista, hoy entre nuestros más relevantes comentaristas cinematográficos), Héctor y otros muchos, genuina escuela de creación y apreciación cinematográfica de donde muchos seríamos captados para el Teatro Universitario, el ICAIC, el Instituto Cubano de Radio y Televisión y otros de interés, incluido el cine club que a fines de los setentas inspiró a Sergio en Lawton, Diez de Octubre, en cuya Casa de Cultura Municipal estrenaría su Madre Coraje y sus hijos.

Con cerca de 30 películas de las más diversas temáticas y géneros, el GAC ganó con Abdala el primer premio en el Festival de Cine MOCAC a mediados de los setentas, en la escuela Guido Fuentes (21 y Paseo); no fue su único premio, y contó con la promoción de José Antonio González por el ICAIC, y Walfrido Piñera por la Universidad de La Habana (en cuya Casa Estudiantil Universitaria exhibían todas las noches de miércoles con cine debates, espacio que compartían con el cine profesional); Mario Piedra, y Tomás Piard.

Con sus recursos y con guiones adaptados de clásicos o propios, ya era un hecho exitoso cuando se funda en 1978 la Federación Nacional de Cine-Clubes, y cuando en la recién creada Casa de Cultura Municipal en Calzada y 8 (la primera de su tipo, junio de 1977) se crea el Taller de Cine, al que queda incorporado y en el que va quedando absorbido por estos Cine-Clubes Plaza que llegaría a encabezar Tomás Piard, hasta el 1er. Encuentro de Cine de Aficionados de Plaza (1980) al que desde ya, se acudía no sólo de toda la capital, sino de todo el país.

En diciembre de 1978 había comenzado su labor creativa el cine club de creación Sigma, dirigido por Tomás Piard y el que más desarrollo alcanzaría en el municipio recién conformado (octubre 1976), donde comienza a sistematizarse este llamado cine sumergido que otros reconocen como cine aficionado; fue valorado como uno de los más prestigiosos y con un trabajo sostenido hasta la actualidad, emblema del cineclubismo en Cuba junto con Cubanacán de Santa Clara. De tal cine club surgirán destacados realizadores con importantes premios dentro y fuera del país, tanto en realizaciones de 8 mm como de 16 mm; además de Tomás Piard, citemos a José Reyes, Hugo Parrado, Ricardo Pérez Capetillo, Orlando Domínguez, Alaín Martínez y Armando Pintado, su presidente. Contaba con ocho miembros, y radicaba en la Casa de Cultura de Calzada y 8.

En noviembre de 1983, a partir del cine club Sigma, comienza el I Encuentro Festival de Cineclubes de Plaza Cine´Plaza, que luego se desarrollaría hasta devenir el anual Festival Nacional de Cineclubistas, hasta la actualidad, y que en el año 2008 celebró su 25 aniversario.

En 1992, debido a desacuerdos con la institución, Tomás Piard cesa como organizador y Presidente de estos Cine´Plaza y lo sustituye Concepción (Conchita) Calá García (con vasta experiencia en el cineclub santaclareño) hasta el 2004  con sede en esta misma Casa de Cultura de Calzada y 8, aunque también copó otros espacios del municipio como el ICAIC que lo ha atendido directamente mediante Roberto Smith, Alina Rey y otros, así como el Centro Provincial de Cine de la Ciudad de La Habana en calle 4 entre 23 y 21 (dirigido por Gustavo Alemañy y Danay Moros, donde se han destacado, entre otros, Jorge Calderón, Félix Bolaños y Lorenzo Santos), el Centro Cultural Cinematográfico Yara en L y 23 y otros cines del municipio, además de hoteles como el Habana Riviera en Paseo y Malecón, donde en el 2002 rindió homenaje a la poetisa Carilda Oliver Labra (Premio Nacional de Literatura, traída desde Matanzas para la ocasión) y al declamador Luis Carbonell, Acuarelista de la Poesía Antillana, que han sido motivo para los creadores cinematográficos. También ha homenajeado a Enrique Pineda Barnet, el dibujo animado cubano, las mujeres con relevante creación en el cine cubano, María Elena Molinet, José Massip, Julio García Espinosa, Nicolás Guillén Landreán y otros del cine cubano.

El Cine´Plaza ha sido cantera para otros eventos como el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano con sus Premios Corales, en el que han triunfado Tomás Piard (Ecos), Jorge Luis Sánchez (El Fanguito, 3er. Premio Coral 1990), Luis Leonel León (Habaneceres, 1er. Premio Documental Cine´Plaza y Coral, y Mejor Documental 2001 según la crítica especializada), Terence Piard, Ian Padrón, Lissette Vila, Esteban Manuel García Insáustegui, Humberto Padrón (Vídeo de Familia, 1er. Premio del Cine´Plaza 2001 y Premio Coral, y Premio Nacional de la Crítica 2002), Eduardo Eimil (La Maldita Circunstancia, 1er. Premio Ficción del Cine´Plaza en octubre 2002, y del Festival Internacional de Cine Pobre en Gibara, Holguín -2003- presidido por Humberto Solás, y seleccionado al Nuevo Cine Latinoamericano 2002), etc.


La Calá aportó el cine club El Chicuelo con 40 niños de dos escuelas distintivas del municipio, en paralelo con el Proyecto Elpidio Valdés y el Universo Audiovisual del Nuevo Niño Latinoamericano, del ICAIC; y desde fines del siglo XX con el autor de estas líneas como investigador de la Dirección Municipal de Cultura, los eventos teóricos que inició llamando Romualdo Santos in memoriam en homenaje a este comentarista de cine para TV que se había destacado en los Cine´Plaza, además de haber dirigido la Revista Revolución y Cultura y el Centro de Investigaciones de la Cultura Cubana Juan Marinello.

Como al resto del Cine´Plaza, a estos eventos teóricos han acudido ponentes de todo el país, a exponer y debatir con respeto y profundidad, análisis críticos y estudios históricos, teóricos y técnicos del cine (en ocasiones, el audiovisual en general) cubano por comunidades o no, e internacional; entre los jurados se ha contado con personalidades como Antonio Mazón Robau, que sustituiría a Reynaldo González al frente de la Cinemateca de Cuba y presidía en el ICAIC la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (FIPRESCI).

A la Calá han seguido otros nombres al frente del Cine´Plaza (2007 y 2008: Aries Morales Parrado), mientras el evento teórico se mantiene dirigido por el autor de este trabajo.

Si bien el contexto fue básico para tanto florecimiento, el Cine´Plaza con sus spots televisivos y afiches, ha sido fertilizante para otros cineclubes, como el Tarkovski en el Centro Cultural Cinematográfico Yara; y cada año, al finalizar septiembre o inicios de octubre, el hoy Festival Nacional de Cine y Video Cine´Plaza satisface con creces las expectativas de aportes para el feliz desarrollo de la cultura audiovisual cubana y, más allá, latinoamericana.

Fuente: Portal Cubarte, disponible en  http://www.cubarte.cult.cu/ consultado el 15 de octubre 2008

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