Por: Maya Quiroga* Hace 32 años, Carlos Alberto Cremata Malberti, Tin, un alquimista de los sueños con una profunda vocación martiana hizo posible lo que parecía una utopía: fundar una compañía de teatro infantil integrada por niños que improvisan, juegan, cantan, bailan, se divierten de manera creativa, derrochan ternura, aprenden sobre el desinterés, la honestidad y la solidaridad para ser personas de bien. Todo comenzó el 14 de febrero de 1990, Día del Amor y la Amistad. El joven Tin todavía estudiaba Dirección Teatral y era el guionista del espacio televisivo «Cuando yo sea grande», dirigido por su madre, Iraida Malberti. Lo que nació como La Colmena, un proyecto teatral para adultos, en poco tiempo devino La Colmenita, obra a la cual Cremata ha consagrado los últimos 32 años de su vida. El 2 de abril de 1994, Tin estrenó con niños y adultos, en el teatro Karl Marx, la pieza Meñique, inspirada en el cuento del francés Édouard de Laboulaye adaptado por José Martí en La Edad de Oro.
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