Texto y fotos: Maya Quiroga
El escritor, periodista, editor y poeta Norberto Codina Boeras (Caracas, Venezuela, 1951), Premio Nacional de Edición 2021 y hace más tres décadas director de la revista La Gaceta de Cuba, fue una de las personalidades ilustres que formó parte de los festejos por el aniversario 45 de la Casa de la Cultura de Plaza.
En la biblioteca Alejo Carpentier de la institución compartió algunos de sus recuerdos sobre la cultura y la historia de nuestro municipio con un grupo de estudiantes de 8vo grado de la Secundaria Básica Bernardo Domínguez.
“Cuando estaba en sexto grado nosotros teníamos una profesora de Español que, además, era bibliotecaria en la Biblioteca juvenil de la Casa de las Américas y nos animó a inscribirnos en ella. Todavía conservo mi carné de sexto grado porque alguna vez fui niño. Lógico, íbamos a buscar libros de Emilio Salgari y Julio Verne. Eso nos apasionó y nos fomentó como lectores", rememoró el autor de Lugares comunes. Antología mínima.
Acotó que en ese grupo de discípulos se encontraba el hoy Doctor en Ciencias, Rafael Acosta de Arriba, historiador y crítico de arte, galardonado con la Orden Carlos J. Finlay y uno de los grandes intelectuales de su generación.
La isla del tesoro, dijo, es el libro que más ha leído en la vida (unas 6 ó 7 veces) y sus personajes siempre lo acompañan. Otro de los textos que marcaron su infancia y su juventud fue Memorias de una cubanita que nació con el siglo.
“Con ese libro podemos conocer que frente a donde hoy está la secundaria Carlos J. Finlay había una escuela de ballet, en la casita de madera donde hoy venden pizzas y que está destruida. Era preciosa y en los años 20 la visitaba Renée Méndez-Capote. Las casas tienen su historia. José Martí lo dice en La Edad de Oro”.
Historias de El Vedado
El autor de Cuando el béisbol se parece al cine (Ediciones Icaic, 2019) comentó que en el Vedado Tennis Club, hoy Club 500, jugaba la liga amateur del béisbol nacional de Cuba, antecedente del Campeonato Nacional de Pelota.
“El béisbol también es una expresión de la cultura. Por eso lo propusimos como Patrimonio Cultural de la Nación. Hay que ver la cultura en su sentido más amplio”.
Por otra parte, señaló que en el Lyceum y Lawn Tennis Club grandes intelectuales como Cintio Vitier o José Lezama Lima impartieron conferencias que marcaron la vida cultural cubana.
“Cuatro conferencias de Cintio dieron lugar a uno de los mejores libros de ensayos que existen en nuestro país: Lo cubano en la poesía. Y habla, no de la poesía en un sentido reduccionista, sino como expresión de la nacionalidad”.
Cuando el joven Codina comenzó a visitar la Casa de Cultura de Calzada y 8 era la sede del Centro de Información y Estudios de la Cultura y en su buhardilla radicaba El Caimán Barbudo (creado en marzo de 1966). El poeta Guillermo Rodríguez Rivera fue uno de sus fundadores.
"En su momento llegó a ser la revista cultural emblemática de los jóvenes en Cuba. La hacían muchachos de apenas veinte años y rompió todas las barreras. Se convirtió en uno de los espacios naturales para conciertos donde participaron por primera vez Silvio Rodríguez y Pablo Milanés”.
Antes de que se fundara la Casa de Cultura de Plaza se organizaban en el inmueble los Encuentros Provinciales de Talleres Literarios, en la década de los años 70. El primero de carácter nacional fue en 1974, en Varadero.
Recordó que por esos talleres literarios pasaron, entre otros, adolescentes y jóvenes que hoy son grandes figuras literarias como Senel Paz, autor del cuento El lobo, el bosque y el hombre nuevo que dio lugar a la película Fresa y Chocolate.
Además, destacó, que de ellos surgieron cientos de lectores entendidos que luego se convirtieron en promotores naturales de la literatura. "En los talleres cada cual llevaba lo que escribía, libremente lo leía en el grupo. Se debatía sobre ese texto y todos daban sugerencias. Te retroalimentabas de lo que te decían”.
Invitó a los presentes a intercambiar con sus amigos los poemas o prosas que escriban "porque no vamos a ser poetas o escritores pero vamos a enriquecernos como seres humanos”.
Remarcó el significado de la biblioteca Alejo Carpentier, fruto de la voluntad de la doctora Graziella Pogolotti que prefirió donar los libros de la biblioteca circulante de la Fundación ubicada en la calle Empedrado, en La Habana Vieja, a la Dirección de Cultura de Plaza antes que a la Biblioteca Nacional de Cuba "porque a sus más de noventa años está preocupada porque existan centros como estos para que las personas del barrio los visiten".
Al respecto expresó Codina: "Lamentablemente no siempre se han respetado estos espacios pero en ellos hay bibliotecarias que trabajan con mucho amor, muchas veces con un salario simbólico, y se han dedicado a hacer el bien a la comunidad”.
En los momentos finales de su intervención conminó a los adolescentes a acercarse a la historia desde lo emotivo del barrio y el entorno.
“Mi llamado es que lean indiscriminadamente, caóticamente, lo que les guste porque eso les va a crear el hábito de la lectura como un entrenamiento. En eso tienen que ver los talleres literarios.
“No estamos ajenos a los avances de las Tecnologías. Están el celular y el tablet pero también el libro y es importante acercarse a la lectura. Hoy existen las revistas digitales y los e-books. De todo eso nos alimentamos.
“Lo que ustedes lean y aprendan, más allá de determinado examen, los va a acompañar siempre porque la lectura, indiscutiblemente, es ese gimnasio mental del que se está hablando cuando se define el término Liceo", concluyó.
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