Por: Arq. Maritza Verdaguer
En la parte más alta de El Vedado, en la confluencia de los finales (o inicios) de la calle G, es decir, en la Avenida de los Presidentes, se encuentra un castillo español construido entre 1767 y 1797.
Casi no es visible a la vista del público, pero esta enorme fortaleza, que fue también prisión durante siglos, alberga tesoros históricos y arquitectónicos de enorme importancia para La Habana y para el resto del país. Solo se perciben, por la calle G, por ejemplo, enormes farallones de piedra caliza cubiertos parcialmente con vegetación.
Al encontrarse en uno de los lugares más céntricos de la ciudad, si se hicieran labores de limpieza y acondicionamiento primario, todos podríamos disfrutar de esta magnífica obra en un futuro cercano.
¿Le gustaría visitar este tesoro nacional?
A través de una majestuosa entrada se llega fácilmente a una amplia plaza donde todos estaríamos orgullosos de contemplar al Batallón de Ceremonias, izando nuestra bandera, o escuchar la Banda del propio Batallón ofreciendo un concierto de himnos patrióticos, nuestro Himno Nacional o sencillamente, canciones cubanas antiguas.
La plaza está rodeada de un balcón en la segunda planta: un excelente mirador que puede albergar a muchas personas.
Necesita urgentemente una reparación. Es posible que su reconstrucción lleve el esfuerzo de varias generaciones. A muchas personas nos gustaría ver aunque sea el inicio de los trabajos. La restauración también puede ser parte del espectáculo y así contribuir al financiamiento para convertir esta céntrica y bella fortaleza en uno de los principales atractivos turísticos de nuestro país y el mundo.
No debe ser solamente un museo. Este castillo es tan grande que puede estar ocupado por instituciones del Ministerio de Cultura, de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente o del Turismo, que podrían contribuir al cuidado de esta magna obra. Hagamos de El Príncipe un motivo más de orgullo para nuestra capital.
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